109 Aniversario de la Consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento

2 de Julio de 1899

Desde el comienzo de nuestra evangelización se educó a los cristianos en el amor y la devoción al Santísimo Sacramento…. En muchas parroquias se celebran cada año las Cuarenta Horas, y de forma periódica otros modos de adoración al Santísimo Sacramento. Existen desde el siglo XVI cofradías del Santísimo en diversas ciudades de Venezuela. Para inculcar en el ánimo del pueblo la fe en la presencia real los evangelizadores promovieron expresiones populares como los Diablos danzantes, que han llegado a ser un elemento integrante de la cultura y el folklore en varias regiones del país. La costumbre de llevar la Eucaristía a los enfermos y el Viático a los moribundos tiene en muchos lugares un sentido y solemnidad profundos, con ornato especial no exento de belleza y devoción. Desde finales del siglo XIX se incrementó con fuerza el culto y adoración a la Eucaristía, que culminó con la consagración de la República al Santísimo Sacramento, y en 1907 con el I Congreso Eucarístico Nacional. A mediados del siglo XX las diócesis y los movimientos de apostolado promovieron campañas para la comunión pascual, sobre todo entre los varones adultos, que con frecuencia descuidaban la recepción de este sacramento. A finales del siglo XIX, después de la difícil situación que debió afrontar la Iglesia durante la Independencia y la primera época republicana , y en vista de las nuevas perspectivas que se vislumbraban, surgió la iniciativa de consagrar la República al Santísimo Sacramento. El culto a Jesús sacramentado estaba teniendo entonces gran incremento, especialmente desde la fundación de la adoración perpetua en la Iglesia de Las Mercedes, en Caracas, en 1882. Pero el principal propulsor de la consagración oficial fue el Pbro. Juan Bautista Castro, capellán de la Santa Capilla, hombre ilustre por muchos títulos y más tarde Arzobispo de Caracas. Para preparar este homenaje fue constituida una Junta Nacional, la cual solicitó del Episcopado Nacional, que consagrara a perpetuidad la República a Jesús Sacramentado. Esta petición fue unánimemente acogida por los Obispos, y así, el 2 de julio de 1899 el Arzobispo de Caracas, Mons. Críspulo Uzcátegui, leyó por sí y en nombre de todos el Acto de la Consagración. Es reconfortante comprobar cómo desde entonces la vida eclesial floreció en Venezuela. Ello se manifiesta en la creación de nuevas diócesis, así como de seminarios e instituciones educativas de todo nivel, el retorno de las órdenes religiosas y la fundación de institutos femeninos de vida consagrada. Momento de singular trascendencia fue la firma del Convenio entre la Sede Apostólica y la República de Venezuela, instrumento jurídico por medio del cual se ha regulado la relación Iglesia – Estado desde 1964 hasta nuestros días. Desde entonces hasta hoy, la Iglesia ha realizado la reforma promovida por el Vaticano II, fundó la Conferencia Episcopal Venezolana, y ha planificado sucesivos planes conjuntos de pastoral; han florecido los movimientos laicales y las vocaciones sacerdotales y religiosas. Muchos frutos de este renacer tienen que ver directamente con el culto al Santísimo Sacramento, a saber: la creación de institutos de vida consagrada con un carisma específicamente eucarístico; la extensión de los movimientos eucarísticos con análoga orientación; la fundación de santuarios para la adoración perpetua en diversos lugares del país; la celebración de los congresos eucarísticos de 1907, 1925 y 1956. El último de estos congresos fue también el II Bolivariano.

Fuente: Conferencia Episcopal Venezolana

Acto de Consagración de la República de Venezuela al Santísimo Sacramento

Soberano Señor del Universo y Redentor del mundo, clementísimo Jesús, que por un prodigio inenarrable de tu caridad te has quedado con nosotros en este sacramento hasta el fin de los siglos; aquí venimos a tus pies a proclamarte solemnemente y a la faz del cielo y de la tierra, nuestro único rey y dominador santísimo. A quien consagramos todos nuestros afectos y servicios y a quien ponemos todas nuestras esperanzas.
Tú eres nuestro Dios, y no tendremos otro alguno delante de tí, en tus manos ponemos nuestra suerte y con ella los destinos de nuestra patria. Muchos te hemos ofendido, y como el hijo pródigo hemos disipado en los desórdenes tu herencia, perdónanos que ya volvemos con espíritu contrito a tu casa y a tus brazos. Recíbenos, salvador nuestro, y concédenos que venga a nosotros tu reino eucarístico.
Levanta bien alto tu trono en nuestra República, a fin de que en ella te veas glorificado por singular manera y sea honra nuestra, de distinción inapreciable, el llamarnos la República del Santísimo Sacramento. Te entregamos cuanto somos y cuanto tenemos cubre nuestra ofrenda con tú mirada paternal y hazla aceptable y valiosa en tú divina presencia.
Otra vez te pedimos nos recibas, que no nos deseches, y que este acto de nuestro amor y de nuestra gratitud sea repetido, cada vez con mayor fervor, de generación en generación, mientras Venezuela exista, para que jamás la apartes de tú Sagrado Corazón. Que así sea para nuestra vida del tiempo y después... Por los Siglos de los Siglos.Amén.

Domingo de Ramos en la Pasión del Señor (2008)

PROCESION DE LAS PALMAS
Bendito el que viene en nombre del Señor

Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 1-11
Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles:
-«Id a la aldea de enfrente, encontraréis en seguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédrnelos. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto.»
Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta: «Decid a la hija de Sión: "Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila".»
Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó.
La multitud extendió sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba:
-«¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!» Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada:
-«¿Quién es éste?»
La gente que venía con él decía:
-«Es Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea.»
Palabra de Dios.

MISA
Lectura del libro de Isaías 50, 4-7
No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: «Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre, si tanto lo quiere.» R.
Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. R.
Se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.
Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alabadlo; linaje de Jacob, glorificadlo; tenedlo, linaje de Israel. R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11
Se rebajó, por eso Dios lo levantó sobre todo

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios.


EVANGELIO
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 26, 14-27, 66
¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?

C. En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso:
S. -«¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
C. Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
¿Dónde quieres que te preparemos la Pascua?
C. El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
S. -«¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
C. Él contestó
+ -«Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos."»
C. Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua.
C. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:
+ -«Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
C. Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:
S. -«¿Soy yo acaso, Señor?»C. Él respondió:
+ -«El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido. »
C. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
S. -«¿Soy yo acaso, Maestro?»
C. Él respondió:
+ -«Tú lo has dicho.»
C. Durante la cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: + -«Tornad, comed: esto es mi cuerpo.»
C.. Y, cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias y se la dio diciendo:
+ -«Bebed todos; porque ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos para el perdón de los pecados. Y os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el reino de mi Padre. »
C. Cantaron el salmo y salieron para el monte de los Olivos.
C. Entonces Jesús les dijo:
+ -«Esta noche vais a caer todos por mi causa, porque está escrito: "Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño." Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea.»
C. Pedro replicó:
S. -«Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré.»
C. Jesús le dijo:
+ -«Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. »
C . Pedro le replicó:
S. -«Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. »
C . Y lo mismo decían los demás discípulos.
C. Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo:
+ -«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.»
C. Y, llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a entristecerse y a angustiarse. Entonces dijo:
+ -«Me muero de tristeza: quedaos aquí y velad conmigo.»
C. Y, adelantándose un poco, cayó rostro en tierra y oraba diciendo:
+ -«Padre mío, si es posible, que pase y se aleje de mí ese cáliz. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.»
C. Y se acercó a los discípulos y los encontró dormidos.Dijo a Pedro:
+ -«¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu es decidido, pero la carne es débil. »
C. De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
+ -«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.»
C. Y, viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque tenían los ojos cargados. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba, repitiendo las mismas palabras. Luego se acercó a sus discípulos y les dijo:
+ -«Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega.»
C. Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los Doce, acompañado de un tropel de gente, con espadas y palos, mandado por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El traidor les había dado esta contraseña:
S. -«Al que yo bese, ése es; detenedlo.»
C. Después se acercó a Jesús y le dijo:
S. -«¡Salve, Maestro!»
C. Y lo besó. Pero Jesús le contestó:
+ -«Amigo, ¿a qué vienes?»
C. Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano para detenerlo. Uno de los que estaban con él agarró la espada, la desenvainó y de un tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús le dijo:
+ -«Envaina la espada; quien usa espada, a espada morirá. ¿Piensas tú que no puedo acudir a mi Padre? Él me mandaría en seguida más de doce legiones de ángeles. Pero entonces no se cumpliría la Escritura, que dice que esto tiene que pasar.»
C. Entonces dijo Jesús a la gente:
+ -«¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis.»
C. Todo esto ocurrió para que se cumpliera lo que escribieron los profetas. En aquel momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
C. Los que detuvieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los escribas y los ancianos. Pedro lo seguía de lejos, hasta el palacio del sumo sacerdote, y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver en qué paraba aquello. Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos, que dijeron:
S. -«Éste ha dicho: "Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días."»
C. El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo:
S. -«¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?»
C. Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo:
S. -«Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.»
C. Jesús le respondió:
+ -«Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: Desde ahora veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes del cielo.»
C. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo:
S. -«Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?»
C. Y ellos contestaron:
S. -«Es reo de muerte.»
C. Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros lo golpearon, diciendo:
S. -«Haz de profeta, Mesías; ¿quién te ha pegado?»
C. Pedro estaba sentado fuera en el patio, y se le acercó una criada y le dijo:
S. -«También tú andabas con Jesús el Galileo.»
C. Él lo negó delante de todos, diciendo:
S. -«No sé qué quieres decir.»
C. Y, al salir al portal, lo vio otra y dijo a los que estaban allí:S. -«Éste andaba con Jesús el Nazareno.»
C. Otra vez negó él con juramento:
S. -«No conozco a ese hombre.»
C. Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro:
S. -«Seguro; tú también eres de ellos, te delata tu acento.»
C. Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar, diciendo:
S. -«No conozco a ese hombre.»
C. Y en seguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: «Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.» Y, saliendo afuera, lloró amargamente.
C. Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús. Y, atándolo, lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador.
C. Entonces Judas, el traidor, al ver que habían condenado a Jesús, sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y ancianos, diciendo:
S. -«He pecado, he entregado a la muerte a un inocente.»
C. Pero ellos dijeron:
S. -«¿A nosotros qué? ¡Allá tú!»
C. Él, arrojando las monedas en el templo, se marchó; y fue y se ahorcó. Los sumos sacerdotes, recogiendo las monedas, dijeron:
S. -«No es lícito echarlas en el arca de las ofrendas, porque son precio de sangre.»
C. Y, después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para cementerio de forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía «Campo de Sangre». Así se cumplió lo escrito por Jeremías, el profeta: «Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio de uno que fue tasado, según la tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del Alfarero, como me lo había ordenado el Señor.»
C. Jesús fue llevado ante el gobernador, y el gobernador le preguntó:
S. -«¿Eres tú el rey de los judíos?»
C. Jesús respondió:
+ -«Tú lo dices.»
C. Y, mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los ancianos, no contestaba nada. Entonces Pilato le preguntó:
S. -«¿No oyes cuántos cargos presentan contra fi?»
C. Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera. Había entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, les dijo Pilato:
S. -«¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías? »
C. Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y, mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir:
S. -«No te metas con ese justo, porque esta noche he sufrido mucho soñando con él.»
C. Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente que pidieran el indulto de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó:
S. -«¿A cuál de los dos queréis que os suelte?»
C. Ellos dijeron:
S. -«A Barrabás. »
C . Pilato les preguntó:
S. -«¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?»
C. Contestaron todos:S. -«Que lo crucifiquen.»C. Pilato insistió:
S. -«Pues, ¿qué mal ha hecho?»
C. Pero ellos gritaban más fuerte:
S. -«¡Que lo crucifiquen!»
C. Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia de la multitud, diciendo:
S. -«Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!»
C. Y el pueblo entero contestó:
S. -«¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»
C. Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
C. Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y, doblando ante él la rodilla, se burlaban de él, diciendo:
S. -«¡Salve, rey de los judíos!»C. Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y, terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.
C. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir: «La Calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa, echándola a suertes, y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de su cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda.
C. Los que pasaban lo injuriaban y decían, meneando la cabeza:
S. -«Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz.»
C. Los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban también, diciendo:
S. -«A otros ha salvado, y él no se puede salvar. ¿No es el rey de Israel? Que baje ahora de la cruz, y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo quiere Dios, que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios?»
C. Hasta los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban.
C. Desde el mediodía hasta la media tarde, vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A media tarde, Jesús gritó:
+ -«Elí, Elí, lamá sabaktaní.»
C. (Es decir:+ -«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»)
C. Al oírlo, algunos de los que estaban por allí dijeron:
S. -«A Elías llama éste.»
C. Uno de ellos fue corriendo; en seguida, cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio a beber. Los demás decían:
S. -«Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo.»
C. Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu.
C. Entonces, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se rajaron. Las tumbas se abrieron, y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron. Después que él resucitó, salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a muchos. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, el ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados: S. -«Realmente éste era Hijo de Dios.»
C. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos.
C. Entonces, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se rajaron. Las tumbas se abrieron, y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron. Después que él resucitó, salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a muchos. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, el ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados:
S. -«Realmente éste era Hijo de Dios.»
C. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos.
C. Al anochecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Éste acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María Magdalena y la otra María se quedaron allí, sentadas enfrente del sepulcro.
C. A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, acudieron en grupo los sumos sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron:
S. -«Señor, nos hemos acordado que aquel impostor, estando en vida, anunció: "A los tres días resucitaré." Por eso, da orden de que vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, roben el cuerpo y digan al pueblo: "Ha resucitado de entre los muertos." La última impostura sería peor que la primera.»
C. Pilato contestó:
S. -«Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la vigilancia como sabéis. »
C. Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la vigilancia del sepulcro.

Palabra del Señor

Lecturas del IV Domingo de Cuaresma (2008)

Primera Lectura del primer libro de Samuel 16, lb. 6-7. 10-13a
David es ungido rey de Israel

En aquellos días, el Señor dijo a Samuel:-«Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey.»

Cuando llegó, vio a Elías y pensó:-«Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.»

Pero el Señor le dijo:-«No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón.»

Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo:-«Tampoco a éstos los ha elegido el Señor.»Luego preguntó a Jesé:-«¿Se acabaron los muchachos?» Jesé respondió:-«Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas.» Samuel dijo: -«Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue. » Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo.

Entonces el Señor dijo a Samuel: _«Anda, úngelo, porque es éste.» Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante.
Palabra de Dios.


Salmo responsorial Sal 22, lJa. 3b-4. 5. 6

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R.

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. R'.

Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R.


Segunda Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 8-14
Levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz

Hermanos:En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor.Caminad como hijos de la luz -toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz-, buscando lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciadlas.Pues hasta da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas.Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto, y todo lo descubierto es luz. Por eso dice:«Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz.»
Palabra de Dios.


+ Lectura del santo evangelio según san Juan 9, 1-41
Fue, se lavó, y, volvió con vista

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron:

-«Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?»
Jesús contestó:
-«Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.»
Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo:
Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).»
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:
-«¿No es ése el que se sentaba a pedir?»
Unos decían:
-«El mismo.»
Otros decían:
-«No es él, pero se le parece.»
Él respondía:
-«Soy yo.»
Y le preguntaban:
-«¿Y cómo se te han abierto los ojos?»
Él contestó:
-«Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver. »
Le preguntaron:
-«¿Dónde está él?»
Contestó:
-«No sé.»
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó:
-«Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.»
Algunos de los fariseos comentaban:
-«Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.»
Otros replicaban:
-«¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?» Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego:
-«Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?»
Él contestó:
-«Que es un profeta.»
Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron:
-«¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?»
Sus padres contestaron:
-«Sabernos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse. » Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos; porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: «Ya es mayor, preguntádselo a él.» Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron:
-«Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador. »
Contestó él:
-« Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo.»
Le preguntan de nuevo:
-¿«Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?»
Les contestó:
-«Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?; ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos? »
Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron:
-«Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene.»
Replicó él:
-«Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder.»
Le replicaron:
-«Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?» Y lo expulsaron.
Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:
-«¿Crees tú en el Hijo del hombre?»
Él contestó:-«¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
Jesús le dijo:
-«Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.»
Él dijo:-«Creo, Señor.»Y se postró ante él.
Jesús añadió:
-«Para un juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven vean, y los que ven queden ciegos.»
Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: -«¿También nosotros estamos ciegos?»
Jesús les contestó:
-«Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado, pero como decís que veis, vuestro pecado persiste.»
Palabra de Dios.

Lecturas del III Domingo de Cuaresma (2008)

Primera Lectura del Libro del Éxodo 17,3-7
Danos agua de beber

En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró contra Moisés:
-«¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?»
Clamó Moisés al Señor y dijo:
-«¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen. »
Respondió el Señor a Moisés:-«Preséntate al pueblo llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el río, y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo.»
Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y puso por nombre a aquel lugar Masa y Meribá, por la reyerta de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo:-«¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?»
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9
R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:«No endurezcáis vuestro corazón.»

Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. R.

Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R.

Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» R.

Segunda Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 1-2. 5-8
El amor ha sido derramado en nosotros con el Espíritu que se nos ha dado

Hermanos:Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos: y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado. En efecto, cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.

Palabra de Dios.

Lectura del santo evangelio según san Juan 4, 5-42
Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob.
Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice:-«Dame de beber.»Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida.
La samaritana le dice:-«¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? » Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.
Jesús le contestó:-«Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.»
La mujer le dice:-«Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?»
Jesús le contestó:-«El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.»
La mujer le dice:-«Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla.»
Él le dice:-«Anda, llama a tu marido y vuelve.»
La mujer le contesta:-«No tengo marido.»
Jesús le dice:-«Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.»
La mujer le dice:-«Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén.»
Jesús le dice:-«Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte nien Jerusalén daréis * culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que noconocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.»
La mujer le dice:-«Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo. »
Jesús le dice:-«Soy yo, el que habla contigo.»
En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo: «¿Qué le preguntas o de qué le hablas?»
La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente:-«Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿será éste el Mesías?» Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él. Mientras tanto sus discípulos le insistían:-«Maestro, come.»Él les dijo:-«Yo tengo por comida un alimento que vosotros no conocéis.»Los discípulos comentaban entre ellos:-«¿Le habrá traído alguien de comer?» Jesús les dice:-«Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así, se alegran lo mismo sembrador y segador. Con todo, tiene razón el proverbio: Uno siembra y otro siega. Yo os envié a segar lo que no habéis sudado. Otros sudaron, y vosotros recogéis el fruto de sus sudores.»
En aquel pueblo muchos samaritanos creyeron en él por el testimonio que había dado la mujer: «Me ha dicho todo lo que he hecho.» Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: -«Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo.»

Palabra del Señor

Lecturas del II Domingo de Cuaresma (2008)

Primera Lectura del libro del Génesis 12, 1-4a
Vocación de Abrahamn, padre de] pueblo de Dios

En aquellos días, el Señor dijo a Abrahám:-«Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré.Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición.Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo.»Abraham marchó, como le había dicho el Señor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 32, 4-5. 18-19. 20 y 22 (R.: 22)
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R.


Segunda Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 8b-10
Dios nos llama y nos ilumina

Querido hermano:Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios. Él nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestros méritos, sino porque, desde tiempo inmemorial, Dios dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa gracia se ha manifestado al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal, por medio del Evangelio.

Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio según san Mateo 17, 1-9

Su rostro resplandecía como el sol

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta.Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:-«Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía:-«Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.»Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto.Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:-«Levantaos, no temáis.»Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:«No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»

Palabra de Dios.

Construyamos Juntos la Homilía Dominical

El contenido de la Biblia es para el cristiano Palabra de Dios, en sus páginas encontramos no sólo la historia de salvación del pueblo de Israel, el pueblo escogido por Dios, sino también a Dios que guía y acompaña la historia de la humanidad. Al estar Dios acompañando la historia de sus hijos, la Biblia escrita hace más de dos mil año, contiene el mensaje de salvación vigente que iluminando el caminar de lo Hijos de Dios en el hoy de nuestra tiempo. Sin embargo, este mensaje que inspira la vida de los creyente, necesita ser interpretado en su sentido y contextualizado a nuestras necesidades, búsquedas y circunstancias.

En la Eucaristía dominical se proclama solemnemente la Palabra de Dios. Ella llega a nosotros como alimento espiritual que fortalece nuestra vida, orienta nuestros pasos, en otras palabras ilumina nuestra existencia, pues deja expuesto los secretos de nuestro corazón, para que al confrontarla con la Verdad divina revelada, podamos crecer en el esplendor con el cual hemos sido amados por Dios desde la eternidad.

La homilía es ese momento en el cual se interpreta y se contextualiza el mensaje divino. En ella el Sacerdote comparte con la asamblea la Palabra de Dios para ésta ilumine el peregrinar del cristiano. Con mucha frecuencia este momento reflexivo es unidireccional es decir, el sacerdote se convierte en el único interlocutor autorizado para interpretar la Palabra de Dios. Esta situación deja a la comunidad cristiana como mero receptor de un mensaje, cuya receptividad estará supeditada a los talentos del predicador. Esto, en muchas ocasiones dificulta que la Palabra de Dios sea la protagonista de la gracia. Hoy día, en muchas parroquias se esta instituyendo con timidez la homilía dialogada con la participación de la asamblea. Esta homilía dialogada encuentra fundamentalmente dos dificultades: la primera, el tiempo, ya que generalmente una reflexión planteada con la participación de la asamblea se extiende y se difumina el mensaje central de la Palabra de Dios. La segunda dificulta está dada, en la limitada participación de los fieles, pues para una gran parte de ellos esto les resulta incomodo o el tiempo no permite que se puedan exponer apropiadamente el punto de vista de los participantes; por lo cual, a veces esta homilía participada se queda en simplemente una especie de interrogatorio. Estas dificultades impiden que la palabra de Dios encuentre significado en la vida personal del creyente que participa de la eucaristía, por tal motivo, aun con la sensación acercamiento del sacerdote a la comunidad, que da la homilía participada, el mensaje de Dios no llega con la profundidad iluminadora con que podría tocar el corazón de los hombres.

En nuestra parroquia hemos acogido la homilía participada como modo de compartir en comunidad la Palabra de Dios proclamada, sin embargo, estamos sujetos a las limitaciones antes descritas. Por eso, ahora queremos no sólo compartir la Palabra de Dios los domingos a través de la homilía, sino que como comunidad cristiana que va madurando en su fe, te proponemos, construir juntos la interpretación de la Palabra de Dios que proclamamos los domingos en la misa. Te ofrecemos este espacio, para que tu también seas quien ayude a que la homilía del domingo tenga significado en tu vida, que pueda satisfacer tus expectativas y responder a tus necesidades, en otras palabras que encuentre un contexto real al cual la Palabra de Dios va a llenar de luz, y te sientas realmente impactado, interpelado y motivado para hacer presente en tu día a día el Mensaje de Dios que domingo a domingo compartimos en la parroquia.

En esta página de la Parroquia Sagrada Familia, creamos un espacio de participación para que tú puedas exponer con holgura tu interpretación de la Palabra de Dios. Por eso, semanalmente estarán, en este espacio, las lecturas del domingo siguiente, por ejemplo, hoy lunes 4 de febrero de 2008, abrimos esta sección con las lecturas que serán proclamadas el domingo 10 de febrero de 2008.

En esta página, al final de cada artículo aparece la siguiente información: Publicado por Párroco en 12/12/2007 01:47:00 AM 0 comentarios; haz clic en la palabra comentarios y aparecerá un recuadro en donde podrás dejar tu opinión, reflexión o sugerencias de interpretación de las lecturas de la Palabra de Dios.

Te invitamos a que nos ayudes, para que la Palabra de Dios, vuelva a tener en nosotros el mismo impacto que tuvo en el corazón de quienes la recibieron originalmente.

Lecturas del I Domingo de Cuaresma (2008)

Primera Lectura: Génesis 2,7-9; 3,1-7
"Creación y pecado de los primeros padres"

El Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz un aliento de vida, y el hombre se convirtió en ser vivo. El Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia oriente, y colocó en él al hombre que había modelado. El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y buenos de comer; además, el árbol de la vida, en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal.

La serpiente era el más astuto de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: "¿Cómo es que os ha dicho Dios que no comáis de ningún árbol del jardín?" La mujer respondió a la serpiente: "Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; solamente del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: "No comáis de él ni lo toquéis, bajo pena de muerte."" La serpiente replicó a la mujer: "No moriréis. Bien sabe Dios que cuando comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como Dios en el conocimiento del bien y del mal."

La mujer vio que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable, porque daba inteligencia; tomó el fruto, comió y ofreció a su marido, el cual comió. Entonces se les abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.

Salmo Responsorial: 50
"Misericordia, Señor: hemos pecado"

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa,
lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces. R.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. R.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. R.

Segunda Lectura: De la Carta de Apostól San Pablo a los Romanos 5,12-19
"Si creció el pecado, más abundante fue la gracia"

Hermanos: Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, por que todos pecaron.

[Porque, aunque antes de la Ley había pecado en el mundo, el pecado no se imputaba porque no había Ley. A pesar de eso, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de Adán, que era figura del que había de venir. Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud. Y tampoco hay proporción entre la gracia que Dios concede y las consecuencias del pecado de uno: el proceso, a partir de un solo delito, acabó en sentencia condenatoria, mientras la gracia, a partir de una multitud de delitos, acaba en sentencia absolutoria.]

Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte, por culpa de uno solo. Cuanto más ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y reinarán todos los que han recibido un derroche de gracia y el don de la justificación. En resumen: si el delito de uno trajo la condena a todos, también la justicia de uno traerá la justificación y la vida. Si por la desobediencia de uno todos se convertieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en justos.

Evangelio: Del Evangelio según San Mateo 4,1-11
"Jesús ayuna cuarenta días y es tentado"

En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes." Pero él le contestó, diciendo: "Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.""

Entonces el diablo lo lleva a la ciudad santa, lo pone en el alero del templo y le dice: "Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras."" Jesús le dijo: "También está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios.""

Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del mundo y su gloria, le dijo: "Todo esto te daré, si te postras y me adoras." Entonces le dijo Jesús: "Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto.""

Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.

PARROQUIA ECLESIÁSTICA "SAGRADA FAMILIA"

PARROQUIA ECLESIÁSTICA "SAGRADA FAMILIA"
Valera Estado Trujillo. Venezuela